miércoles, 11 de febrero de 2015

PODEMOS

Envidia sana, la que me produce escuchar a Pablo Iglesias y sentir que ahí, alumbra una esperanza. Envidia sana, porque es un pueblo que ha sufrido lo suyo, y hoy, tiene una alternativa. Más allá de las ideologías, lo que Pablo ha podido lograr, es una sintonía entre las profundas necesidades del pueblo español y un sentimiento que empieza a recorrer toda España. Así como a inicios del siglo XX, Lenin sintetizó todo en las palabras PAZ Y PAN, hoy, Pablo, las sintetiza en PODEMOS. ¿Podemos, qué?
Podemos cambiar las cosas en España, podemos ser distintos, podemos aspirar a un mañana mejor para las mayorías, podemos seguir soñando con hospitales que funcionen, con escuelas que brinden un servicio educativo de calidad con equidad, podemos dejar de ser un país con altos índices de desnutrición, podemos atacar de raíz la corrupción.
Y si eso es posible allá, ¿porque no en un país más sufrido aún, como es el nuestro? Aquí sería indispensable enarbolar, construir, organizar, una propuesta similar. ¿Es más difícil? Por supuesto que sí. Aquí, la derecha histórica, viene ganando el partido, y eso significa que se ha ganado la  mentalidad de la gente. Todo el discurso de la anti política, sembrado por Fujimori y Montesinos – con antecedentes por cierto desde la época de la dictadura militar del 68- ha calado hondo. Hoy nadie quiere saber nada de la política y de los políticos. El propio Ollanta, juega con dicho discurso, y pretende enarbolar una propuesta populista y caudillista, con el pequeño e insalvable problema, de no ser él, un caudillo.
De otro lado, tenemos el baldón de Sendero Luminoso. ¿Cómo va a pretender levantar una propuesta nacional, una izquierda, que ideológicamente, sigue siendo tributaria de Marx, Lenin y Mao, una izquierda, que sigue hablando de la lucha de clases y la violencia revolucionaria, una izquierda que sigue creyendo que con hablar de materialismo histórico, de marxismo y de socialismo es suficiente para ganar el sentimiento de las mayorías?
El mundo cambió, el país cambió, y sin embargo manteniéndose las aspiraciones de justicia, de avance a la equidad, de un trato digno para las personas, las izquierdas tienen que saber sintonizar con las mayorías, saber comunicar sus propuestas –ahí el uso de las redes-, y no tener miedo a la derecha “bruta y achorada”, que ya demostró su incapacidad y su fracaso para dirigir un país, camino al progreso y la justicia.
Otro problema que tenemos en el Perú, es el del grado de corrupción, al cual los diversos gobiernos nos han llevado, al punto que hoy, un poblador peruano diga: roba pero hace obras. Qué lástima haber llegado hasta este punto, qué fracaso de la política y de la educación moral, que pésima enseñanza han dejado por aquí y por allá los pseudo políticos, muchos de ellos sentados hoy en el banquillo de los acusados y mañana sin duda, absueltos; García dixit: la plata llega sola.
Ese grave problema es el que también debe ser atacado de raíz. Ahí, quizá la sangre nueva, joven, idealista en el mejor sentido de la palabra, pueda aportar. Es tan necesario el cambio, es tan necesario que las nuevas generaciones construyan una nueva visión, no sólo política y económica, sino también moral, para desde ahí irradiar un aire fresco, renovador, especie de alma matinal al conjunto de la sociedad.
P. Libre, 11 de febrero de 2015


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